En el camino de la crianza y el acompañamiento, muchas familias se encuentran con desafíos que no esperaban. Dos de las condiciones que más interrogantes y dudas generan son el Trastorno del Espectro Autista (TEA) y el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Aunque diferentes entre sí, ambas comparten algo esencial: la necesidad de ser comprendidas con empatía, información y amor.
¿Qué es el TEA?
El TEA es una condición del neurodesarrollo que afecta la forma en que una persona se comunica, se relaciona y percibe el mundo que la rodea. Puede manifestarse en diferentes niveles y de maneras muy distintas en cada niño o niña. Algunas señales comunes pueden ser:
- Dificultades en la interacción social.
- Intereses muy intensos o restringidos.
- Conductas repetitivas.
- Hipersensibilidad a sonidos, luces o texturas.
- Retrasos en el desarrollo del lenguaje o comunicación no verbal.
Importante: El autismo no es una enfermedad, y no necesita “cura”. Es una forma diferente de procesar la realidad, y con los apoyos adecuados, las personas con TEA pueden desarrollarse plenamente.
¿Qué es el TDAH?
El TDAH también es un trastorno del neurodesarrollo que afecta la capacidad de concentración, el control de impulsos y los niveles de actividad. Puede presentarse de tres maneras:
- Predominantemente inattentivo (dificultad para prestar atención, seguir instrucciones, organizar tareas).
- Predominantemente hiperactivo-impulsivo (movimientos constantes, hablar en exceso, actuar sin pensar).
- Combinado, con síntomas de ambas categorías.
El TDAH no es falta de disciplina ni de inteligencia. Es una condición que necesita comprensión y estrategias específicas para ayudar a canalizar la energía, mejorar la concentración y reforzar la autoestima.
¿Qué tienen en común?
Aunque TEA y TDAH son diferentes, pueden compartir algunas características, como:
- Dificultades en la autorregulación emocional.
- Problemas en la socialización.
- Bajo rendimiento académico si no se interviene a tiempo.
- Necesidad de ambientes estructurados y apoyo constante.
Además, es posible que un mismo niño o niña tenga ambas condiciones, lo que requiere un enfoque aún más individualizado.
¿Cómo podemos acompañar mejor?Desde la Fundación Puente de Inclusión y Esperanza GC recomendamos:
- Evaluación temprana y especializada. No es lo mismo observar una conducta aislada que entender su origen. Las evaluaciones nos ayudan a identificar y planificar.
- Intervención terapéutica personalizada. Cada niño es único. Las terapias deben adaptarse a sus necesidades y ritmo de desarrollo.
- Capacitación a las familias y educadores. Empoderar al entorno es clave para avanzar juntos.
- Amor, paciencia y respeto. Porque más allá de las etiquetas, hay un ser humano con un mundo interior valioso que merece ser comprendido.
Nuestro compromiso con las familias
En PUENTE DE INCLUSIÓN Y ESPERANZA GC, trabajamos cada día para apoyar a niños con TEA, TDAH y otras condiciones del neurodesarrollo, así como a sus familias, brindando evaluaciones, terapias y acompañamiento emocional.
Aquí, cada persona importa. Aquí, cada paso cuenta.
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